La palanca principal para la toma del poder
Alejandro Guillén
No es extraordinaria la sensación de incertidumbre posterior a una jornada electoral en Puebla. Queda siempre la impresión de que la manipulación de los resultados de la elección es el punto de arranque del análisis de los procesos electorales: 1983, 1989, 1998, 2006, 2012 son algunos años de contienda electoral que lo ejemplifican. Pero no es ciencia ficción, es una operación de Estado organizada para el control y la manipulación de los procesos electorales. Esto es lo que nos propusimos entender a partir de la crisis sufrida por la sociedad poblana en la coyuntura de la conflictiva elección para gobernador en julio de 2018 y su consecuencia, la elección extraordinaria del 2019.
Lo ocurrido en las elecciones del 1 de julio de 2018 llevó al extremo esta perspectiva de una intervención ilegal operada desde las instituciones del Estado: a la violencia gansteril organizada y realizada en total impunidad en la ciudad de Puebla por grupos de poder fáctico, se sumó la discordancia entre los números de la elección de gobernador y el conjunto de los resultados en el resto de las elecciones ocurridas ese día. La elección del 2 de junio de 2019, sin los hechos de violencia del año anterior, dejó de nueva cuenta la sensación de incertidumbre por las manifiestas contradicciones en los números arrojados por la autoridad electoral, con los votos de los partidos PT y Verde como el reflejo más acabado de ello.
La incertidumbre se acrecienta si se revisan los análisis que desde la ciencia política se publican. La mayor parte apenas si se asoma a la realidad en la que los procesos se desarrollan. Se señala de inmediato las mapacherías, la compra de votos, la operación de la estructura, la parcialidad de los medios de comunicación, el sobre gasto en campañas sobre lo estipulado en la ley y por supuesto el dinero ilegal y criminal que existe en el financiamiento de los partidos y candidatos, etc. Pero nada más, la distancia entre las palabras y lo que ocurre en los meses de contienda electoral acaba por abrumarnos. Paraliza la falta de información. Ni siquiera la violencia y la discordancia extrema en los números de la contienda del 2018, ni los contradictorios resultados de Morena y el PAN en el 2019, han generado procesos de investigación que permitan ahondar en los mecanismos con los que, efectivamente, un proceso electoral se interviene para modificar el resultado de una elección. Existe una maquinaria y una maquinación, sí. Existen poderes fácticos que actúan a través de una estructura organizada con operadores que la llevan a cabo, algo que bien podemos denominar “industria del voto”. Pero al final, el tiempo se lleva el revuelo junto con el ánimo de explicar a fondo este complejo proceso en el que transcurre la elusiva vida democrática de nuestro país.
Muchas maneras de explicar ese voto al mejor postor, los mecanismos por los cuales una maquinaria electoral opera en total impunidad para producirlo. Porque es un hecho que sus beneficiarios, finalmente sus financiadores, se mantienen anónimos y libres en la seguridad de sus territorios conquistados.
¿Cómo ocurre en la práctica este proceso de manipulación del voto? Si hablamos de maquinaria y estructura, estamos obligados a describir su sistema. El modus operandi. A través del trabajo de campo y del análisis estadístico, ha sido nuestro propósito describir los mecanismos de la manipulación del voto en el estado de Puebla, en los procesos electorales de 2018 y 2019. Y acudimos para ello con algunos de los actores particulares que en Puebla han formado parte de una acción compleja de intervención concreta en la construcción de lo que los políticos llaman la estructura y la operación. Intentamos responder así a la pregunta concreta sobre las características del llamado clientelismo electoral desde las regiones, los municipios, las organizaciones económicas, políticas y sociales para identificar y describir los mecanismos desarrollados por personas y grupos de poder fáctico.
Nos propusimos describir con las herramientas del análisis estadístico el comportamiento electoral de cada partido tanto en la elección a la gubernatura de Puebla en 2018, como en la elección por el mismo cargo en 2019. Detallamos las similitudes y diferencias del comportamiento mantenido por cada partido en la elección de 2018 respecto de la de 2019. Los focos rojos que indican las huellas de la manipulación del voto a seguir.
Y por la vía periodística del testimonio, nos propusimos escuchar en sus voces a los actores particulares, los estrategas, los ingenieros electorales, los operadores de tierra, los compradores y los vendedores del voto; las redes clientelares y su funcionamiento en la operación electoral de los partidos y las estructuras de gobierno involucradas. Por ellos pudimos identificar a los actores principales relacionados con el diseño y operación electoral; identificamos y describimos la estructura orgánica clandestina que se construye desde el gobierno estatal para una campaña electoral y que opera en forma paralela y por encima de las organizaciones de partido; identificamos y describimos los principales métodos de compra y manipulación del voto, los que permiten hablar de un sistema profesional aplicado con los objetivos precisos para cada elección.
Intentamos también responder a una pregunta fundamental: la del origen, uso y destino del dinero ilegal. Quisimos identificar las principales fuentes de financiamiento público y privado, legal e ilegal, de los partidos políticos y su relación con la compra y coacción del voto.
En el conjunto de los testimonios sobresale, como en un concierto de voces, la descripción de un personaje que concentra en su accionar la figura del operador político total: el gobernador de Puebla como cabeza de un organismo de Estado, una dependencia de gobierno que no figura en el organigrama pero que opera como tal, y que controla y dispone a voluntad de los recursos públicos y de los organismos institucionales para intervenir un proceso electoral. Una operación de Estado. La palanca principal para la toma del poder.
No es ciencia ficción, la manipulación electoral desde la acción de grupos de poder fáctico tampoco es producto del azar. Es una acción orquestada, con criterios empresariales, controlada sin escrúpulos por quienes controlan el aparato del poder. Ocurrió en el 2018. Se reprodujo en el 2019.
Extracto del capítulo “Clientelismo electoral: acciones ilegales en un sistema de complicidades”, del libro Dinero Ilegal, elecciones al mejor postor en Puebla. Episodio 2: 2019, de Alejandro Guillén, PCCI, 2020