La operación electoral

Sergio Mastretta

Escuchen las voces de actores particulares del atraco electoral, de los estrategas, los ingenieros electorales, los operadores de tierra, los compradores y los vendedores del voto; las redes clientelares en la operación electoral de los partidos y las estructuras de gobierno involucradas; la estructura orgánica clandestina que se construye desde el gobierno estatal para una campaña electoral, que opera en forma paralela y por encima de las organizaciones de partido; los principales métodos de compra y manipulación del voto que permiten hablar de un sistema profesional aplicado para cada elección.

El emborronamiento de los partidos como generadores de proyectos de nación que se disputan en procesos electorales democráticos; la descomposición de los partidos convertidos en membretes y usados como moneda de cambio por poderes fácticos y sus cabezas de grupo locales y regionales, amparados siempre por la figura articuladora del gobernador en turno; la revaloración de los grupos locales en la configuración de las redes de poder que se disputan el control de los municipios y el manejo de los recursos destinados a la obra pública; la descripción en el largo plazo del proceso de desmantelamiento del PRI como partido de Estado y herramienta fundamental en la composición de las alianzas, sometimientos y rupturas, en los que se ha fundado históricamente el poder de los grupos dominantes, constituyen una narrativa de la recomposición de este sistema de control priísta desde el modo panista de Rafael Moreno Valle, que lo llevó al control absoluto de los poderes en el estado, y de esto que nos atrevemos a llamar el prianmorenismo que tiene en el gobierno estatal a Miguel Barbosa Huerta.

Es menester ocuparse de la descripción de un personaje que concentra en su accionar la figura del operador político total: el gobernador de Puebla (en este caso Rafael Moreno Valle, pero igual lo fueron Guillermo Jiménez Morales, Manuel Bartlett, Melquiades Morales, Mario Marín y, seguramente lo será, Miguel Barbosa) como cabeza de un organismo de Estado, una dependencia de gobierno que no figura en el organigrama pero que opera como oficina, y que controla y dispone a su voluntad de los recursos públicos y de los organismos institucionales para intervenir un proceso electoral.

Una operación de Estado. La palanca principal en la toma del poder para el uso patrimonialista de los recursos públicos.

Tras la lectura del conjunto de testimonios recopilados en el libro 3 de Dinero Ilegal, publicado por PCCI, es posible apuntar algunos elementos que permiten comprender la realidad política de nuestro país desde una región concreta como Puebla, y su transformación, en las últimas décadas, con la ciudadanización de las instituciones de la llamada democracia mexicana.

Pero más allá de estos cambios, las instituciones democráticas en Puebla no han dejado de sufrir la intervención ilegal de una estructura paralela, profesional, operada desde el gobierno del estado, una “operación” –para usar un socorrido término del argot político mexicano– que tuvo en la figura de Rafael Moreno Valle su expresión más extrema, a la manera de una secretaría de Estado para el control de los procesos electorales, con el gobernador como cabeza principal.

Los testimonios de Dinero Ilegal 3 revelan la importancia de contemplar el largo plazo para analizar y comprender los acontecimientos coyunturales. En conjunto y en perspectiva, la importancia de los grupos de poder fáctico en los procesos locales y regionales fundamentales para entender la historia particular de un estado en México.

Desde esa perspectiva, en Puebla ha existido desde hace cuarenta años una estructura de operación electoral organizada y financiada desde el aparato de gobierno estatal para intervenir y manipular los procesos de trasmisión del poder político. Hablamos, entonces, de un aparato del Estado, un organismo clandestino, al servicio del ejecutivo y de los grupos de poder fáctico que representa, paralelo a las instituciones políticas (partidos y organismos electorales), operado por profesionales y financiado con recursos de procedencia ilegal.

Sin dejar de lado la personalidad particular de cada uno de ellos, la figura de los gobernadores ha sido fundamental en la instrumentación de este sistema de control y manipulación de los procesos electorales.

Esta estructura ha mantenido a lo largo de esos años un comportamiento paralelo a las instituciones político-electorales, a las que ha subordinado, y ha tenido en la Secretaría de Gobernación y la Secretaría General de Gobierno los instrumentos principales de su operación electoral.

Este aparato ha sufrido crisis y rupturas en momentos particulares de la historia política reciente del estado de Puebla, y se corresponden en el fondo con la pérdida de la hegemonía del PRI como partido de Estado en el marco de un proceso histórico de transformación de las instituciones democráticas en los años del cambio de siglo. El desmantelamiento del PRI como partido de Estado. Su descomposición expresa las contradicciones existentes entre los grupos de poder en Puebla.

Se entiende así la descomposición de los propios partidos, convertidos en membretes y usados como moneda de cambio por poderes fácticos y sus cabezas de grupo. Se comprende entonces el emborronamiento de los partidos como generadores de proyectos de nación y su incapacidad para responder una simple pregunta: ¿para qué quieren el poder? El PRI, el PAN, el PRD y los partidos satélites Verde, PT, PCPP y PSI, manipulados por Rafael Moreno Valle, y ahora el propio partido MORENA, desdibujado de ideologías en la figura de Miguel Barbosa, que dan cuenta de esta realidad.

Esa es la constatación final de toda esta lectura: el poder absoluto que puede alcanzar la figura del gobernador de un estado como Puebla. La suya ha sido una intervención compleja, sistemática, organizada por personas y grupos a lo largo de las décadas, con la centralización de las decisiones en su persona y con el control del aparato de gobierno y el sometimiento de las instituciones del Estado. Lo ocurrido con Rafael Moreno Valle no es un accidente, es la expresión de un proceso estructural que explica el comportamiento de la democracia en México.

 

Fragmento de Dinero Ilegal, Elecciones y Operación de Estado en Puebla, Episodio 3, PCCI, 2020